Edificios Con Caras

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En una noche oscura y lúgubre, caminando solos a casa desde la escuela, cruzan la 3ra Avenida y se dirigen directamente a East Village. Al encontrarse con todas las puertas y ventanas cerradas, se sienten solos, pero no asustados porque conocen el área. Al pasar por un callejón, el estudiante notó un par de edificios que parecían tener una conversación silenciosa entre ellos sobre la calle, como si fueran gigantes amigables en una fábula. ¡Los edificios tenían ojos, nariz e incluso boca! Esa sensación inicial de soledad se había ido, y no porque el estudiante ahora estuviera con otros humanos. Los edificios con caras dieron comodidad a los estudiantes, ¡y tal vez también un poco de risa! Se quedaron un rato más, preguntándose en broma de qué estarían hablando los edificios con rostros esta noche. Mientras el estudiante continuaba su camino a casa, miró a los otros edificios silenciosos preguntándose por qué no tenían rostros… 

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Los edificios tienen caras: tienen ojos, tienen narices, tienen bocas, lo tienen todo. Salimos de sus bocas [puertas], miramos a través de sus ojos [ventanas] y respiramos a través de sus pulmones [HVAC]. Son una extensión de nuestro ser, pero no reconocemos conscientemente esta conexión alegórica. Incluso los cuidamos como lo hacemos con nosotros mismos, como cortarte el cabello [de podar el jardín] y cepillarte los dientes [lavado a presión]. Desafortunadamente, solo en una fábula se haría esto con tijeras de gran tamaño y cepillos de dientes aptos para [edificios] gigantes, ¡pero tal vez suceda algún día!

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